Las alteraciones climáticas, como las lluvias más intensas y persistentes en América del Sur, obligan a los países a fortalecer la prevención de enfermedades como el dengue, que esta vez se ensañó con Paraguay en su variedad más peligrosa: la fiebre hemorrágica. “El recalentamiento global amplía el riesgo futuro de epidemias”, dijo a IPS el entomólogo Anthony Erico Guimaraes, investigador del Instituto Oswaldo Cruz, el centro más importante de Brasil en estudios y desarrollo de medicamentos contra enfermedades tropicales.
El aumento de la temperatura global “influye indirectamente en la expansión del dengue al alterar la frecuencia de las lluvias”, abundó.
El médico Franklin Alcaraz del Castillo, director del Centro Latinoamericano de Investigación Científica de Bolivia, dijo a IPS que las inmensas lagunas que dejaron en los últimos tres meses las lluvias en la Amazonia boliviana “alientan la reproducción del mosquito” transmisor del mal.
El dengue es una enfermedad viral transmitida por el mosquito Aedes aegypti, que lo contrae al absorber la sangre de una persona infectada y lo contagia cuando pica a otra sana. Los síntomas son fiebre, cefaleas y dolor muscular. El hemorrágico incluye también dolor abdominal intenso, náuseas y sangrado de piel y mucosas.
Además, el recalentamiento global acelera el desarrollo del virus dentro del vector, amplía la zona de influencia de los mosquitos y su capacidad de adaptarse a temperaturas más frías, señaló el científico argentino Osvaldo Canziani, integrante del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas.
Por eso es importante mantener la prevención, aun cuando el termómetro indique sólo 15 grados, añadió.
Existe consenso científico en que el clima del planeta se está recalentando debido, en parte, a actividades humanas que emiten gases de efecto invernadero, por ejemplo la combustión de gas, carbón y petróleo.
En Bolivia hay cerca de 40 mil familias evacuadas por las inundaciones en los departamentos orientales de Santa Cruz y Beni, que son también los más afectados por el dengue. “El hacinamiento, la pobreza, la falta de conocimiento para defenderse del mosquito provocan la expansión de la enfermedad”, añadió Alcaraz.
De momento, se registran 2 mil 800 casos de dengue en ese país, según informó el jueves la Unidad Nacional de Epidemiología de Bolivia, pero el experto advirtió sobre la necesidad de fumigar intensamente las zonas más vulnerables y prepararse para otros males asociados a la inundación como la malaria, la fiebre amarilla y el tétanos.
Inmunidad peligrosa
En Brasil, se reportaron 85 mil casos entre enero y febrero de este año, casi 30 por ciento más que en el mismo periodo de 2006. La mitad de ellos fueron en el estado occidental de Mato Grosso do Sul, que limita con Bolivia y Paraguay.
La variante hemorrágica afectó a 55 personas, seis de las cuales murieron. “En Brasil la población no está movilizada para eliminar los focos”, los recipientes con agua estancada donde se reproducen los mosquitos, explicó Guimaraes.
En Paraguay, epicentro del brote sudamericano, las autoridades registran unos 20 mil casos y 12 muertos. Sin embargo, médicos de ese país sospechan que el sub-registro es enorme. Sólo en el occidental departamento Central, versiones de prensa no desmentidas por el gobierno hablan de 300 mil contagiados.
Además, están apareciendo casos hemorrágicos, más virulentos aunque no necesariamente letales. Existen cuatro tipos de virus del dengue. Cuando una persona contrae la enfermedad, desarrolla inmunidad hacia la variedad con la que fue inoculada, pero se vuelve más vulnerable a los otros serotipos. Si es contagiada con alguno de ellos puede padecer la fiebre hemorrágica.
“La epidemia de dengue de 1999-2000 fue grande en la región, pero era todo dengue clásico, ahora además se están viendo casos hemorrágicos”, señaló el médico Alfredo Seijo, encargado de la unidad de dengue del Hospital Muñiz de Buenos Aires
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